sábado, 27 de septiembre de 2008

Ni la pidas

Hace unos días, una joven amiga se quejó suspirando: “¡¡A mi nunca me regalaron la luna!!”. JA, a lo que respondí sin filtro: “¿Y para que querés que te la regalen...?”

Es que hace rato tengo una teoría, por cierto muy poco comprobable, estoy segura que las manchas negras que vemos en la luna, no son cráteres sino mujeres. Mujeres, dueñas de la luna, mujeres víctimas de una estafa muy común, mujeres crédulas, románticas y de las otras.
Es un fraude al que suelen recurrir muchos hombres, demasiados, ya que es muy poco probable que una mujer no caiga en la trampa. Para el momento que la luna es regalada, la mujer ya está regalada y si aún no había caído en la red, es seguro que con eso cae.
Entonces volvamos a la luna. Cuando digo que está llena de mujeres no me refiero a que viajaron físicamente, no estoy tan ida, lo que queda en la luna, los cráteres que avistamos desde la tierra, son la ilusión de cada mujer, la sonrisa del alma al escuchar esa frase, el calor que la recorrió, el brillo de sus ojos, el recuerdo intacto.
Ese instante es el que se materializa en el satélite más cursi de la historia.
Y así está luna…se arman convenciones de mujeres, se hacen juicios, se alían, se pelean, se odian, se entienden, pero nunca se decepcionan, porque ese fragmento femenino es uno de los más puros, de los más inocentes, es perenne, no entiende razones, no duda de su apropiación. Y cada una de ellas sabe que es la dueña nada más que por que ÉL se lo dijo. No necesita escritura ni firma de escribano para demostrarlo, ella está ahí y eso basta.
¿Pero que pasa cuando otro te regala la luna? ¡¿Cómo, si ya era mia?! ¡¿Qué, se puede regalar más de una vez!?..Ahí ya nace una sospecha, se pierde la inocencia, se disipa la ilusión.
En el espacio quedó la fe ciega del amor eterno y en la tierra quedó el resto. A veces ese sobrante alcanza para renovar la esperanza pero a la luna no se viaja más.

A mi joven amiga no le regaló todavía ningún hombre la luna pero apuesto que no pasará mucho tiempo para que le llegue el pasaje sin retorno. Y si bien le contesté sin filtro, más tarde ante la tentación de exponerle mi teoría, decidí contenerme. Quien soy yo para despojarla de su derecho a volar y creerse ama y señora de su regalo?
Que vuele, que viaje, que ría y suspire por él…y que le dure mucho. Cuando vuelva…porque todas volvemos…la sumamos al club de las expropiadas de la luna y la entrenamos (para eso son las charlas entre amigas) para iniciar los trámites de indemnización.
Puede pasar que alguna se ciegue y cometa la imprudencia de volver a pedirla, la locura de volver a creer, pasa más a menudo de lo que pensamos, eh? Y si, es que el amor enceguece, la pasión encandila y la mujer cree.
Tres ingredientes para el absurdo.

Para Pachu y las demás adorables astronautas

3 comentarios:

mago solar dijo...

Exquisito. Escribís tal como sentís. Una crédula que se siente desilusionada. Estimada, la ilusión es el valor. La luna, como cualquier otro regalo, no tiene tanto valor como quien te lo regale. Ahí cambia el asunto. Miles te ofrecerán la ofrenda, la vas a aceptar de quien vos quieras, y te renueve el regalo. No claudiques. Vale no hacerlo.

NYX por las noches dijo...

Aha...ese es otro tema...veré si lo amplio

mago solar dijo...

AAAhhhhh....para! me olvidé de contarte algo que no olvido. Regale Lunas. Tantas como amores he sentido, vivido, gozado y sufrido. Volvería a regalar siempre...lo sentido es lo quie mas vale.