sábado, 26 de septiembre de 2009

HOMBRE MOCO

No tiene sentido detallar como hice este descubrimiento, sería demasiado...
Ciertas veces, las más, sacarse un hombre de encima, correrlo de tu vida, puede tener muchas similitudes con la acción de sacarte un moco.
Hay hombres que salen de tu vida rapidito sin dejar casi huellas, habiendo sido sólo una sensación, limpiamente, como ese moco que vuela de tu nariz y no nos damos cuenta que salió hasta que lo vemos estampado vergonzosamente en la ropa de otra.
También está el moco/hombre que podemos sentir, el que se hace carne, molesta y hace cosquillas, no podemos sacarlo, es como un juego masoquista y de repente sabemos claramente que se viene el estallido, todo nos alerta y finalmente, estornudamos. Una crisis fuera de nuestro control nos saca el moco/hombre del cuerpo.
Uno de los más complicados es el moco añejo, lo dejamos echar raices y cuando nos ocupa demasiado espacio en la "cavidad", decidimos extirparlo, no es una tarea a la ligera, no, requiere intimidad y conciencia de movimientos, y cuando ya lo tenemos a mitad de camino, nos damos cuenta que duele, hasta nos saca una lágrima ¿un reflejo?, no sé, ¡una lágrima! Pero ya está, la decisión está tomada y sea cual fuere el dolor que nos espera no podemos dejarlo en ese NO lugar, damos el último tirón, saca sangre y duele más y por un segundo nos preguntamos si no hubiese sido mejor dejarlo ablandarse con una ducha caliente y así se hubiese ido solito, indoloro. Tarda en cicatrizar y cuando se hace cascarita, insistimos en sacarla y volver a sangrar pero finalmente no queda molestia, deja de ser una espacio vacío para pasar a ser un espacio recuperado.
El último hombre/moco es francamente inexplicable, más común en la adolescencia y el viejazo, pero no por eso, exclusivo de esas etapas. Generalmente notamos su presencia en público y comenzamos a planear un momento a solas para el encuentro, cuando llega: lo sacamos, lo miramos, lo amasamos y lo DEVORAMOS!!! Lo disfrutamos, siempre con un poco de culpa y vergüenza, es que es instintivo, arcaico y no tiene explicación ¿porque cuál era el objetivo? lo sacabamos y listo,¡no!, teníamos que degustarlo, tragarlo y CAGARLO ¡¿para qué?! Eso es maldad. Si el destino de los deshechos es la expulsión irremediable, es la naturaleza, es biología!
Si sentís alguna de estas analogías, es que tenés un hombre/moco, un hombre deshecho, un hombre tóxico y, definitivamente, es lo más lejano al amor.
No hay consejo...hacé lo que puedas.