lunes, 22 de abril de 2013

Pete


Amado Señor,
tantos momentos de alto vuelo
quiero agradecerle

Y es por eso que me planto ante usted
siempre en esbelta reverencia
para que sepa que, sin perder la decencia,
quiero su mástil envolver con pasión
siendo mi  lengua la bandera
y mis labios el viento en la ocasión.

Así, en cada acto solemne
dejar en claro mi emoción
entusiasmo y devoción.

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